Muy cerca de Bogotá, a tan solo 45 km, está el municipio de Nemocón. Aquí se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Cundinamarca. Se trata del desierto de Checua o desierto de la Tatacoita. Una de las particularidades de Colombia es su variedad geográfica. Se puede pasar de un piso térmico a otro en tan solo un par de horas. Esta experiencia sucede al visitar el desierto de Checua o desierto de la Tatacoita, en Nemocón. Los que viven en Bogotá y no tienen tiempo para ir al desierto de la Tatacoa, pueden visitar este lugar, muy cerca de Bogotá.
El Desierto de Checua es un desierto joven que comenzó a formarse hace más de 200 años. Su origen se debe a la tala masiva de las especies nativas. Sumado a esto, vino la siembra de pinos y eucaliptos. Estos árboles consumen una gran cantidad de agua, y así se dieron las condiciones para que este desierto se formara.
Una de las características del desierto de Checua es que tiene laberintos, cárcavas, socavones, estoraques y un cañón. Los colores de los estratos de arena y suelo se marcan en los laberintos como un mosaico. En este sitio se han encontrado restos fósiles de Mamut. Además, se han encontrado vestigios arqueológicos y pinturas rupestres.
Sin duda, lo principal en este destino, es el paisaje. Este está marcado por los contrastes y la belleza de las zonas áridas del altiplano cundiboyacense. Debido a su microclima, presenta características de desierto a pesar de ubicarse a más de 2.000 m.s.n.m.
Recorrer el desierto toma un par de horas ya que no es muy extenso. Lo ideal es llegar temprano y aprovechar la mañana. Lo principal es disfrutar de las formaciones rocosas negras, cafés, amarillas y rojizas que le dan la gran espectacularidad a esta zona.
Acá hay senderos abiertos y vastas zonas que dan al paisaje un toque especial y único. Una vez estando allí, se puede aprovechar el día para conocer la región.